sábado, 26 de diciembre de 2009
La fuerza del optimismo
Por otra parte, la intención de este post es acabar el año de un modo algo mejor que con el anterior. Cuando, allá por septiembre (es verdad, no actualizo demasiado) escribí sobre la autoridad, estaba la cosa realmente "calentita" en cuanto a disciplinas, crucifijos... y andaba un servidor alteradillo con dichas cuestiones. Y no. Estas no son formas de terminar el año y empezar 2010.
Mucho más de acuerdo estoy con Miguel Ángel Santos Guerra y su artículo "Invitación al optimismo". Optimismo imprescindible a la hora de abordar cualquier cuestión educativa, y optimismo imprescindible en la vida.
Si no fuera por el optimismo, no seríamos capaces de reinventar cada día, de afrontarlo con nueva ilusión, nuevas ganas, nueva fuerza.
El optimismo, y la firme creencia de que las cosas pueden ser mejor de lo que son, y nosotras y nosotros podemos hacer algo al respecto, mediante la utilización nuestro mínimo de poder, como diría Freire.
El optimismo, y la fé en las personas que nos rodean, en nuestra familia, nuestros amigos, las personas con quienes nos vamos cruzando en la vida, en el aula, en el centro...
El optimismo y la capacidad de superar las dificultades, de saltar cada bache, cada obstáculo que encontramos en el camino, pensando que aunque nos duela, nos hará más fuertes...
Optimismo porque aunque se necesiten tal vez mil vidas y mil generaciones para arreglar este mundo, no podemos ni debemos detenernos en el intento.
Optimismo en tí, en mí, en los ojos de una niña, de un niño.
Feliz navidad, felices fiestas, felices vacaciones (quien las tenga), feliz fin de año/entrada de año, feliz solsticio de invierno... que cada cual coja la expresión que le interese.
Nos seguimos viendo en 2010.
domingo, 27 de septiembre de 2009
Historia de Jorge, el profesor sin autoridad
Jorge era un profesor tan corriente, que habitualmente hacía lo que hacen todos los profesores: seguir el libro de texto, explicar, mandar tarea para casa, corregir, y examinar mediante pruebas escritas. En este sentido, tampoco llamaba la atención respecto al resto de sus compañeras y compañeros.
Jorge hacía con las familias lo que suele hacer el profesorado: avisarles sobre todo cuando algo va mal, para quejarse de tal o cual aspecto... siempre guardando las distancias.
Un día, Jorge estaba trabajando en su departamento y vino a verlo Karim. Jorge había tenido un día realmente malo, y se encontraba descansando a la vez que mentalmente pensaba qué ocurría con el alumnado, porqué no había forma de llegarles, porqué sus métodos parecían no funcionar. Karim apenas hablaba español. Llevaba una semana en España y dos días yendo a clase. Llamó a la puerta y directamente entró. Jorge le dijo con voz firme que abandonara el departamento. Karim no lo entendió. Jorge lo repitió, esta vez un poco más fuerte. Karim seguía sin entenderlo. Y Jorge finalmente cogió a Karim del pecho, rompiéndole varios botones, y lo sacó del departamento.
Jorge era un profesor totalmente corriente, que llevaba años estrellándose contra la pared de sus convicciones, de sus formas de hacer. Algo, por otra parte, totalmente corriente. Pero llegó un momento en que consideró que el alumnado no le seguía "porque no le daba la gana", "porque querían reirse de él", "porque la juventud está cada vez peor"... Es decir, cayó en la muy corriente tentación de que él nada podía hacer al respecto. La culpa era de los demás.
Otro día, igual que los demás, como tantos, Jorge entró a clase y se cruzó con Cristina. Cristina era una niña estudiosa. No había repetido ningún curso. Solía obtener notable y sobresaliente en todas las asignaturas, salvo música y plástica. Era, como se suele decir corrientemente, una alumna ejemplar.
Sin embargo, había algo que a Jorge le sacaba de quicio. Cristina no se callaba fácilmente. Era una niña muy querida por el grupo y por su familia. Y era de ese tipo de incómodos alumnos que necesitan argumentos para ser convencidos.
Cristina, además, tenía un grave problema de crecimiento. Algunas de sus compañeras le sacaban dos palmos. No se le notaba el más mínimo atisbo de desarrollo. Sus padres, y ella misma, andaban bastante preocupados. A pesar de todo, sus compañeros la respetaban.
Y como Jorge no estaba acostumbrado a argumentar delante de su alumnado, sino solamente a explicar y corregir, había descubierto que la mejor manera de callarla era llamarla "enana", delante de sus compañeros, en el patio, en el pasillo... se solía dirigir a ella llamándola así, y la dejaba completamente paralizada.
Un día, el padre de Cristina vino al centro queriendo partirle la cara a Jorge. Entró gritando, y lo tuvieron que sujetar. El claustro de profesores, vista la actitud del padre, hizo una reunión extraordinaria para firmar un escrito de apoyo a Jorge.
Jorge no tenía autoridad... pobrecito... ahora, luchemos todos porque la tenga, porque tenga la fuerza y el poder de un policía y un juez.
Un pequeño apunte: Jorge existe de verdad, y Karim, y Cristina, y el padre de Cristina, y el claustro que apoyó a Jorge.
¿Le damos, o no le damos autoridad a Jorge?
jueves, 17 de septiembre de 2009
A ver, niños, con la "A" de gripe "A"...
"A ver, niños, hoy vamos a profundizar sobre la letra A en relación a la educación para la salud. Vamos a decir palabras que tengan que ver con la Gripe A...
Gripe A de... Anestesia (social).
Gripe A de... Amoralidad (de los gobernantes).
Gripe A de... Asustar (sobre todo eso, pieza clave de cualquier triunfo político).
Gripe A de... Acojonar (es como el anterior, pero con más solera).
Gripe A de... Anticrisis (mientras se piense en la gripe, lo demás está solucionado).
Gripe A de... Adoctrinar (cuando queramos que hagan algo, qué falta nos haría una epidemia).
Gripe A de... Asfixiar (todo intento de conciencia crítica).
Gripe A de... Alergia (la que me dan todas esas fotos de políticos concienciados y concienzantes).
Gripe A de... Antisistema (no nos queda otra).
Mañana lo repetiremos otra vez, queridos niños, no vaya a ser que venga el inspector y nos vea sin hacer lo que delegados, consejeros, ministros, políticos y oposición quieren de nosotros. Dios nos libre de todo mal, queridos niños. Ahora, recemos..."
viernes, 28 de agosto de 2009
No me acuerdo de su nombre
jueves, 30 de julio de 2009
Lo dice la prensa, y la radio, y la tele...
" Pedro Algorta, abogado, me mostró el gordo expediente del asesinato de dos mujeres. El doble crimen había sido a cuchillo, a fines de 1982, en un suburbio de Montevideo. La acusada, Alma Di Agosto, había confesado. Llevaba presa más de un año; y parecía condenada a pudrirse de por vida en la cárcel.
Según es costumbre, los policías la habían violado y la habían torturado. Al cabo de un mes de continuas palizas, le habían arrancado varias confesiones. Las confesiones de Alma Di Agosto no se parecían mucho entre sí, como si ella hubiera cometido el asesinato de muy diversas maneras. En cada confesión había personajes diferentes, pintorescos fantasmas sin nombre ni domicilio, porque la picana eléctrica convierte a cualquiera en fecundo novelista; y en todos los casos la autora demostraba tener la agilidad de una atleta olímpica, los músculos de una fuerzuda de feria y la destreza de una matadora profesional. Pero lo que más sorprendía era el lujo de detalles: en cada confesión, la acusada describía con precisión milimétrica ropas, gestos, escenarios, situaciones, objetos...
Alma Di Agosto era ciega.
Sus vecinos, que la conocían y la querían, estaban convencidos de que ella era culpable:
— ¿Por qué? —preguntó el abogado.
— Porque lo dicen los diarios.
— Pero los diarios mienten —dijo el abogado.
— Es que también lo dice la radio —explicaron los vecinos—. ¡Y la tele!"
Eduardo Galeano
Fuente: página principal de Nodo 50
lunes, 27 de julio de 2009
2084: ¿Nuevo mundo? ¿escuela moderna?
Planeta Google, 20 de Junio de 2084.
Día internacional para la expansión de Nokia.
La gente va en coches eléctricos y trenes electromagneticos. Hace tiempo que se terminó la gasolina. Los móviles fueron definitivamente implantados en el oído. Los ordenadores se llevan en la billetera (donde sólo hay dinero de plástico). Se despliegan y tienen treinta mil veces más capacidad que los del año 2000. En los países del norte no se trabaja, sólo se piensa cómo deben trabajar en el sur de Planeta Google.
Hoy, día 20 de junio, entregamos las calificaciones en mi Instituto. Tenemos un 40 % de suspensos. Las clases por niveles, capacidades y sexos están dando bastante buen resultado. Las asignaturas más suspensas son matemáticas y lengua. Curiosamente, suspenden más los recién llegados del sur y los fracasados del norte.
Hace tiempo que se sacaron los ordenadores del aula y se prohíbe expresamente que nadie introduzca ninguna clase de medio tecnológico. Al alumnado se le coloca sistemáticamente en fila y separados al máximo de sus compañeras y compañeros. El trabajo en grupo y las herramientas multimedia fueron descartadas hace tiempo. La escuela asume que su función principal es la guardia y custodia. La segunda y no menos importante función, es la de la selección social.
La pedagogía es hoy en día una secta peligrosa que practican algunos hippies en las montañas del sur. Se tiende a exterminar estas corrientes de pensamiento, que utilizan armas tan peligrosas como la motivación, la reflexión, la autonomía, la democracia y el cuestionamiento del orden preestablecido. En Planeta Google nada de ésto debe existir. Es la Ley del Márketing, junto a la Ley de la Oferta y la Demanda, quienes deben gobernar. Lo demás es relativo. Por eso se sacó el Código Penal Mercantil, en que los delitos y las penas los establecen los directivos de las empresas y el propio mercado. La escuela cumple una función primordial en el mantenimiento de nuestro Planeta, y para el cumplimiento de estas condiciones.
No sé porqué, hoy día 20 de Junio de 2084, me encuentro cansado y deprimido. Creo que debo volver a visitar el centro comercial para que me receten comprar algo.
No sé porqué, pero tengo la sensación de que ésto lo he vivido antes.
No sé porqué, pero creo que ya mi abuelo me contó algo de la escuela de su época, y creo que era bastante similar a la de hoy en día.
No sé porqué, no entiendo cómo un docente brillante y autoritario como yo ha podido caer en la tristeza de su profesión.
Escucho las sirenas de la Policía de Webs, división de Blogs. Vienen a buscarme por estar triste, por haber publicado esta entrada en mi blog. Nada acerca del Estado puede ni debe publicarse.
Me despido, consciente de que dictarán orden de alejamiento de los ordenadores.
Hasta siempre.
NOTA DEL AUTOR:
Después de la publicación de este post, he encontrado información complementaria en este artículo titulado "Planeta Google", publicado en El País el 21 de Enero de 2007
viernes, 24 de julio de 2009
"No me peleaba ni en el colegio"
Me llaman la atención declaraciones como ésta.
Hablaré brevemente de Pipi Estrada, ese gran intelectual de este país, conocido por sus publicaciones científicas, sus títulos académicos, sus premios y reconocimientos, y sobre todo por ser una persona muy trabajadora durante los últimos años, desde que dejó el periodismo deportivo.
Este individuo se ha pegado de leches con Jimmy Jiménez Arnau, otro angelito del señor...
No voy a entrar ahora mismo a valorar que este tipo de televisión y sus debates acalorados provocan estas cosas, y que educan a nuestras criaturas en función a unos principios basados en la ley del más fuerte. Porque hoy en día, como sabemos, la televisión educa mucho más de lo que lo hace la escuela o la familia. Ya quisiéramos en la escuela tener la mitad de influencia que tiene la televisión tanto en los pensamientos como en los comportamientos de las personas... aunque bien pensado, y visto cómo está el patio (el de la escuela), cualquier cosa (cualquier engendro de ciudadano) podría salir. Te tires por donde te tires, te estrellas.
Bueno, al grano.
Que este hombre dice que nunca se ha peleado a hostias. Y dice él, textualmente "mira si no me he peleado, que no me peleaba ni en el colegio". Ésto es como diciendo: "joder, que allí se pelea todo el mundo". Un esfuerzo, no pelearse en la escuela.
Lo más fuerte de todo, es que puede que tenga razón.
--------->
Aquí tenemos al pobre Pipi siendo acosado. ¡Angelito mío! Lo normal en la escuela es que se hubiera defendido dando más fuerte. Pero él no. Él está hecho de otra pasta. Por eso agrede a tres personas de un programa de televisión.
domingo, 5 de julio de 2009
2084, prólogo
Tal como hiciera Orwell en su obra "1984", una auténtica obra maestra de la crítica social, realista, comprometida y sobre todo visionaria, me quiero atrever yo ahora con el 2084. Sin embargo, no soy tan pretencioso como para querer parecerme a Orwell, ni tan visionario como él, por lo que procuraré ir dando no una, sino todas las visiones posibles que a mi entender se pueden dar en la escuela del año 2084.
Valga de prólogo esta entrada escrita al pie de la piscina, escuchando a los niños disfrutar, los platos de comida sonando y la visión de la ciudad al fondo, el mar aún más lejos, y esta especie de neblina inmovilizadora de cuando se superan los 35 grados.
Escribo el párrafo anterior únicamente para contextualizar y para que le sean perdonados a un servidor todos los deslices morfológicos, semánticos, de forma y de contenido. Como pasa con la CPU de los ordenadores, a cierta temperatura el cerebro no funciona muy bien.
2084.
Faltan exactamente 75 años para esa fecha. Pensemos, como ejercicio previo, en cómo era el mundo hace 75 años, concretamente en el año 1934.
Los fascismos controlaban Europa y España. El trabajo seguía realizándose en las fábricas, donde había fábricas, ya que la sociedad era mayoritariamente rural. Su mayor y principal aprendizaje era en los campos, en los bosques, en los prados, junto al cereal o el olivo a espensas de un terrateniente. El espejismo republicano intentaba abrirse paso en una España innacesible, cerrada como una cáscara de nuez. Lorca, Picasso y Manuel de Falla hacían historia solo para unos pocos. Era una España analfabeta. La cultura quedaba allí arriba, importante, grande, comprometida, pero inaccesible para la mayoría de la población.
-----> Universidad Complutense de Madrid, en el año 1934. Juguemos a las "diferencias" (y similitudes) con la de ahora. ¿Hay más cosas distintas, o similares?
¿Y cómo era la escuela de aquel 1934? ¿y cómo es la de ahora en relación a aquélla?
Y sobre todo... ¿cómo será la escuela de 2084? ¿cómo queremos que sea? ¿cómo será, queramos o no queramos?
De todo esto iremos hablando. Espero aportaciones.
jueves, 25 de junio de 2009
Respuestas globales a problemas locales
Hoy me siento optimista. Hoy va a ser día de propuestas. Ya tocaba. El tono de las últimas entradas de este blog así lo viene requiriendo. Sin embargo, no debo renunciar totalmente a la orientación de denuncia de este blog. Así que si usted, estimada lectora o lector, espera agasajos y palmaditas en la espalda, se ha vuelto a equivocar de blog.
Problemas locales:
Disrupción, nacionalismos, problemas de identidad, interculturalidad (muchas personas la ven como un problema), atención a la diversidad, soledad, familias separadas, paro, diferencias sociales, ciudadanos de primera y de segunda crisis económica y crisis de valores...
Pseudo-soluciones habituales:
Flexibilización de espacios y agrupamientos (segregación), atención por parte de expertos y sin contar con la opinión del sujeto y sus progenitores (en terminología expertista), democracia representativa (el Consejo Escolar del pleistoceno, como le escuché hace poco a D. José Chamizo), soluciones a golpe de billetera, disciplina férrea y militar, fichas para los lentos, para los torpes, para los que hablan raro, para los distintos, la misma escuela de la revolución industrial disfrazada de progre porque tenemos ordenadores...
Sin embargo, hay esperanza:
Hay soluciones reales y factibles. Y están más cerca de lo que pensamos. Y son más sencillas que muchas de las habituales.
Urge retomar el discurso de la JUSTICIA (todo con mayúsculas), la PARTICIPACIÓN REAL y no "por figurar", el DIÁLOGO, el AMOR... urgen respuestas globales, redefinir lo que nos une y no lo que nos divide. Si caemos en los localismos, en lo que nos diferencia, siempre tendremos excusas para que algo no sea aplicable a todas las personas, para decir "con éstos no se puede hacer nada" o para decir "este problema es distinto y requiere otra solución".
Creo que es mejor una solución pequeña dialogada, consensuada, contando con la voz de todas las personas, que una gran solución ideada por personas expertas para problemas específicos.
Para ese cierto sector de profesorado que piense ahora mismo: "sí, vale, palabras muy bonitas, pero eso en qué se traduce", paso a hacer otra lista de propuestas concretas realmente eficaces:
- No diferenciar grupos de ningún tipo dentro del aula ni del centro educativo: ni de nivel, ni por procedencia, ni por dominio del idioma...
- Eso sí, el apoyo individual debe existir, pero fuera del horario escolar.
- Contar con las familias en cada paso que damos, dentro y fuera del aula. Lejos de quitarnos autoridad como profesoras y profesores, da una legitimidad incuestionable a nuestras actuaciones.
- Organizar las actividades que consensuemos entre todos, sobre todo en el espacio extraescolar, dirigidas no solamente al alumnado, sino a cualquier persona que requiera formación. Del mismo modo, cualquier persona que tenga algo que aportar, que lo haga.
- Buscar metodologías y actividades de aula que permitan ser realizadas por todo el alumnado: trabajo por proyectos, aprendizaje cooperativo... y otros.
- Dejar de ser "islas" y edificios cerrados a cal y canto durante cuatro meses al año (hagamos cuentas), y actuar como referente cultural. Un centro educativo debe ser también un centro cultural.
- Huir de cualquier tipo de discurso, mensaje o medida folklórica o segregacionista. Del mismo modo que andamos cada vez más concienciados de la necesidad del lenguaje coeducativo, es necesario que no utilicemos un lenguaje excluyente.
- No hablar de culturas, sino de personas. A mí no me interesa como sean "los marroquíes, los rumanos, los gitanos, las niñas, los torpes o los disruptivos". No se trata de analizar y etiquetar, sino de buscar soluciones concretas para esas personas que conviven con nosotros cada día: nuestro alumnado. ¿Quienes somos nosotros para decir cómo son ellas y ellos? ¿no sería mejor preguntarles?
- AVISO PARA NAVEGANTES: no tiene porqué hacer todo esto el profesorado. No somos "los guardianes del templo", ni "de la sabiduría", ni tampoco somos un servicio técnico 24 horas, ni un cerrajero.
- Y TODO ELLO, CON MUCHO AMOR hacia quienes nos rodean, a cada paso, en la puerta del centro educativo, en la calle, por los pasillos, en las aulas...
En fín, que se puede. Por tanto, eviten en su discurso el "eso es imposible" o "eso no se puede". Por supuesto que se puede. Además, se trata de medidas que vienen desarrollándose desde hace mucho, mucho tiempo.
Se puede. Otra cosa es que queramos.
domingo, 14 de junio de 2009
¿Gitanos inmigrantes? ¿gitanos españoles?
Lo cierto es que no faltan temas desde la realidad educativa diaria. A cada golpe de página en los diarios, cada "click" del ratón o del mando a distancia y cada vuelta de esquina aparece un nuevo tema para este desconsolado blog. Temas sobran, lo que falta es tiempo.
Hoy mis oídos se quedan atónitos al escuchar a un docente decir públicamente: "celebramos la semana de Inglaterra, la semana de Rumanía, la de Marruecos, y la del pueblo gitano"... (obsérvense los puntos suspensivos).
... (y más puntos suspensivos, para pensar).
Ya puestos, a un servidor de ustedes se le ocurre celebrar la semana de la raza caucásica, la semana de los bajitos, la semana de los retrasados mentales, o la semana de las madres y padres separados. Puestos a crear grupos, generar divisiones y pegar etiquetas, hagámoslo, pero ¡hagámoslo bien!
Podríamos estar siete entradas de blog seguidas hablando de si es conveniente o no celebrar la "semana de" un país. Es verdad que puede ser un gesto hacia esa comunidad, que podrá sentirse así valorada y representada en un centro educativo, a la vez que puede abrir la curiosidad de sus compañeras y compañeros "autóctonos". Y no es menos cierto que se enfoca muchas veces centrándose en lo que nos diferencia más que en buscar puntos en común, y que es un folklorismo que cala bastante poco en el día a día del aula. Aún así, la "semana de..." puede tener sus beneficios.
Pero equiparar distintos países, emigrantes e inmigrantes, con una comunidad que lleva más de 500 años entre nosotros, y que se caracteriza precisamente por la no pertenencia a una zona geográfica concreta, me parece excesivo.
-----> "Ninguna bandera me pone carne de gallina, ninguna bandera me pone de pie" (de una canción de Barricada)
Parémonos a pensar, ¿qué puede sentir el niño o niña gitana que ve cómo se le compara con el inmigrante recién llegado? ¿en qué lugar se sitúa, si no es inmigrante pero a la vez no es considerado autóctono? ¿por qué no aceptar, simplemente, que estamos personas diversas en el mismo territorio, que es el planeta?
Para redondear y completar el topicazo y el despropósito, indica el docente que la actividad "estrella" de la semana del pueblo gitano fue un concierto flamenco de varios alumnos y alumnas en el recreo, tras el cual lo difícil "fue meterlos en clase" (dice el docente, y le faltó decir: "porque son todos unos vagos, y sólo piensan en el cachondeo").
Cuidado con las etiquetas... y con las divisiones.
domingo, 7 de junio de 2009
Pedagogía y BOE
Con la incierta promesa de actualizar este blog más a menudo, me reengancho una mañana de domingo soleado de junio, una mañana electoral (¿o electoralista?) para hacer de nuevo de profesor de lengua. Al mirar la cantidad de entradas que dedico en este blog a aclarar conceptos y echar mano del diccionario, me planteo si estaré ante otra de mis frustraciones (ser profesor de lengua). Se lo diré a mi psicoanalista.
Me inquietan enormemente toda esa cantidad de pseudo-filósofos con atribuciones de expertos que basan sus actuaciones educativas en lo que dice el BOE o los boletines oficiales correspondientes de sus comunidades autónomas.
Un par de ejemplos y luego la aclaración.
Imaginemos el cirujano que, en urgencias ese día, le llega un paciente en estado crítico, casi a punto de entrar al coma por un accidente de tráfico. Y entones este médico lo primero que hace es recordar la ley. Los médicos estudian tanto que ni siquiera tienen que volver a ojearla (se la sabe). Y decía la ley: "cualquier intervención de urgencias se realizará en quirófanos expresamente destinados a tal fin, cumpliendo con las medidas de seguridad e higiene y todos los medios técnicos necesarios que garanticen una adecuada respuesta". Y el cirujano hace justamente eso: lo lleva a un modernísimo quirófano, limpísimo y con cientos o miles de máquinas, botones, cables, luces... y lo deja ahí. Minutos más tarde, el accidentado paciente muere.
O ese otro caso, mucho menos tremendo, del empresario que decide montar una fábrica de juguetes de plástico. Y es tan sensanto este empresario que lo primero que hace es consultar la legislación, vayamos a fastidiarla ya desde el primer momento... Y hace caso a multitud de indicaciones sobre los espacios, el medio ambiente, la seguridad laboral... hasta hace caso a los convenios con los sindicatos sobre sueldos, personal a contratar, perfiles laborales... Y un día la fábrica abre. Y se ponen en funcionamiento las máquinas. Y dos meses más tarde tiene que cerrar por el gasto tan grande de electricidad y recursos, y sobre todo porque cumpliendo únicamente la ley no han sido capaces de fabricar ni un solo juguete.
¿Dice la ley cómo hay que operar? ¿dice la ley cómo fabricar un juguete?
¿DICE LA LEY LO QUE TENEMOS QUE HACER CON ESAS TREINTA CRIATURAS QUE TENEMOS DELANTE TODOS LOS DÍAS EN EL AULA?
Las leyes, recordemos, las hacen los políticos. Esos mismos que para unas elecciones europeas no nos informan prácticamente de nada, salvo de que todos tienen un montón de trapos sucios que lavar. Esos mismos que pretenden que nos ilusionemos con una Europa ficticia que solamente sirve para darnos ayudas y para dos o tres "chorradas" (así lo piensan ellos) sobre medio ambiente y similares. Una Europa que no apasiona a nadie, porque nadie la siente como suya. Una amplia cantidad de gente está de acuerdo en que la clase política española provoca ganas de llorar, de reir, de cortarse las venas, o como voy a hacer yo, simplemente no ir a votar.
Sin embargo, en los claustros, las reuniones de zona, la delegación, la inspección (perdón, hay cosas que es mejor ni nombrarlas)... casi exclusivamente se habla de normativa. Esa normativa que HAN HECHO LOS POLÍTICOS.
Las leyes son triunfalistas, oportunistas, se dejan guiar por modas disfrazadas de demandas sociales, atienden a intereses no siempre democráticos (por ejemplo, la iglesia)... y las hacen esas mismas personas que criticamos todos los días y en todas partes (por cierto, que se lo tienen bien merecido).
La pedagogía es otra cosa... el día a día en el aula es otra cosa. Y aunque no nos queda más remedio que tener un quirófano bien limpio... (además, es bueno), luego cada cual tendrá que buscar o aprender su manera de operar o de hacer juguetes.
No sea que se nos mueran nuestras criaturas, o que no tengan nada ni nadie con quien jugar.