jueves, 25 de junio de 2009

Respuestas globales a problemas locales



Hoy me siento optimista. Hoy va a ser día de propuestas. Ya tocaba. El tono de las últimas entradas de este blog así lo viene requiriendo. Sin embargo, no debo renunciar totalmente a la orientación de denuncia de este blog. Así que si usted, estimada lectora o lector, espera agasajos y palmaditas en la espalda, se ha vuelto a equivocar de blog.

Problemas locales:

Disrupción, nacionalismos, problemas de identidad, interculturalidad (muchas personas la ven como un problema), atención a la diversidad, soledad, familias separadas, paro, diferencias sociales, ciudadanos de primera y de segunda crisis económica y crisis de valores...

Pseudo-soluciones habituales:

Flexibilización de espacios y agrupamientos (segregación), atención por parte de expertos y sin contar con la opinión del sujeto y sus progenitores (en terminología expertista), democracia representativa (el Consejo Escolar del pleistoceno, como le escuché hace poco a D. José Chamizo), soluciones a golpe de billetera, disciplina férrea y militar, fichas para los lentos, para los torpes, para los que hablan raro, para los distintos, la misma escuela de la revolución industrial disfrazada de progre porque tenemos ordenadores...


Sin embargo, hay esperanza:

Hay soluciones reales y factibles. Y están más cerca de lo que pensamos. Y son más sencillas que muchas de las habituales.


Urge retomar el discurso de la JUSTICIA (todo con mayúsculas), la PARTICIPACIÓN REAL y no "por figurar", el DIÁLOGO, el AMOR... urgen respuestas globales, redefinir lo que nos une y no lo que nos divide. Si caemos en los localismos, en lo que nos diferencia, siempre tendremos excusas para que algo no sea aplicable a todas las personas, para decir "con éstos no se puede hacer nada" o para decir "este problema es distinto y requiere otra solución".

Creo que es mejor una solución pequeña dialogada, consensuada, contando con la voz de todas las personas, que una gran solución ideada por personas expertas para problemas específicos.

Para ese cierto sector de profesorado que piense ahora mismo: "sí, vale, palabras muy bonitas, pero eso en qué se traduce", paso a hacer otra lista de propuestas concretas realmente eficaces:

  • No diferenciar grupos de ningún tipo dentro del aula ni del centro educativo: ni de nivel, ni por procedencia, ni por dominio del idioma...
  • Eso sí, el apoyo individual debe existir, pero fuera del horario escolar.
  • Contar con las familias en cada paso que damos, dentro y fuera del aula. Lejos de quitarnos autoridad como profesoras y profesores, da una legitimidad incuestionable a nuestras actuaciones.
  • Organizar las actividades que consensuemos entre todos, sobre todo en el espacio extraescolar, dirigidas no solamente al alumnado, sino a cualquier persona que requiera formación. Del mismo modo, cualquier persona que tenga algo que aportar, que lo haga.
  • Buscar metodologías y actividades de aula que permitan ser realizadas por todo el alumnado: trabajo por proyectos, aprendizaje cooperativo... y otros.
  • Dejar de ser "islas" y edificios cerrados a cal y canto durante cuatro meses al año (hagamos cuentas), y actuar como referente cultural. Un centro educativo debe ser también un centro cultural.
  • Huir de cualquier tipo de discurso, mensaje o medida folklórica o segregacionista. Del mismo modo que andamos cada vez más concienciados de la necesidad del lenguaje coeducativo, es necesario que no utilicemos un lenguaje excluyente.
  • No hablar de culturas, sino de personas. A mí no me interesa como sean "los marroquíes, los rumanos, los gitanos, las niñas, los torpes o los disruptivos". No se trata de analizar y etiquetar, sino de buscar soluciones concretas para esas personas que conviven con nosotros cada día: nuestro alumnado. ¿Quienes somos nosotros para decir cómo son ellas y ellos? ¿no sería mejor preguntarles?
  • AVISO PARA NAVEGANTES: no tiene porqué hacer todo esto el profesorado. No somos "los guardianes del templo", ni "de la sabiduría", ni tampoco somos un servicio técnico 24 horas, ni un cerrajero.
  • Y TODO ELLO, CON MUCHO AMOR hacia quienes nos rodean, a cada paso, en la puerta del centro educativo, en la calle, por los pasillos, en las aulas...

En fín, que se puede. Por tanto, eviten en su discurso el "eso es imposible" o "eso no se puede". Por supuesto que se puede. Además, se trata de medidas que vienen desarrollándose desde hace mucho, mucho tiempo.

Se puede. Otra cosa es que queramos.

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