viernes, 12 de noviembre de 2010

"Medio funcionario", yo no soy tonto


Creo que esta es la mejor manera de titular este post. Inspirándome en el famoso lema y anuncios de Media Markt, debo considerarme "Medio funcionario" y sobre todo aclarar "yo no soy tonto". Empezaré por lo último.

Yo no soy tonto, porque si me pagaran 1000 euros por cada hora de trabajo, no las rechazaría. Si fuera por cada minuto, las rechazaría aún menos, y si fuera por cada palabra, mejor aún. Si en lugar de cobrar 1900 euros mensuales cobrara 19000 (obsérvense los tres ceros) por hacer el mismo trabajo, seguro que trabajaría muchísimo más motivado, y con más alegría. Por eso, conviene aclararlo: yo no soy tonto.


En cuanto a lo de "medio funcionario", hace alusión a que debo ser de otro planeta, puesto que aún no he sido abducido por el espíritu del funcionariado, y mira que llevo años en esto. Soy medio funcionario y medio anarquista, lo cual, como ustedes comprenderán, es un desbarajuste mental muy grande. Les recomiendo, por tanto, que no me lean. Guarden en sí mismos la esperanza de que cuando pasen unos cuantos años igual el sistema ha conseguido convertirme en funcionario del todo.

Aclarado esto, entro en el tema. Vivo en un residencial de clase media, con piscina, pistas de pádel y demás. Y tengo algunos vecinos, aparentemente bien acomodados, que no saben si mañana podrán dar de comer a sus hijos. Uno, por ejemplo, ha ido al paro tras veinte años de trabajo. El otro, no tiene ningún compromiso ni contrato para el año que viene. Tengo unos amigos árabes que no trabajan desde hace un par de años. Ahora parece que empiezan a levantar cabeza. Recortes en ayuntamientos, cultura,

Esto no son más que unos cuantos ejemplos de lo que viene sucediendo a diario en muchos domicilios de España y del mundo. Personas con serias dificultades para llegar a fin de mes.

Es cierto que el funcionariado no es el colectivo que más cobra, ni mucho menos es el culpable de la crisis. Es cierto que deberían atacar antes al que más tiene: a los bancos, a los dueños del chiringuito, a los grandes promotores y constructores, que son quienes se han llevado el gato al agua... Es cierto que "lo fácil" y menos imaginativo es bajar sueldo al funcionariado. Es cierto que el sistema necesita reinventarse, y no solo poner parches para que luego salga favorecido, como ha sucedido en cada crisis económica. Es cierto que el funcionariado y el profesorado estamos hartos de que no se nos tenga en cuenta, de que se nos atosigue con inútiles funciones burocráticas, de que seamos los culpables de todo (¿tendrá parte de razón, esto último?)...

Pero ninguno de los argumentos anteriores tienen nada que ver con que tengamos que ser insolidarios. Estamos dando el mensaje a la sociedad de que "SI TÚ ERES INSOLIDARIO, YO MÁS". Es decir, si los bancos son lo peor de este mundo, si los grandes empresarios son lo peor de este mundo, nosotros más. Y sálvese quien pueda. Y luego hablamos de la imagen social del profesorado, y de dignificar su labor. ¿Y sin embargo vemos injusticias y problemas económicos a nuestro alrededor, y somos incapaces de ser mínimamente solidarios? De pequeño me enseñaron que para exigir a los demás, primero debes exigirte a tí mismo. Y a continuación, alzaremos la voz, mucho más fuerte, con mucha más credibilidad, para denunciar todo aquello que nos molesta o que consideramos injusto, ya sea referente a nuestra profesión, la política, la economía, los bancos, el ZP, o lo que nos dé la gana. Estoy totalmente de acuerdo con las campañas que hay de "que la crisis la arreglen quienes la han provocado", pero pensando en mis vecinos, mis amigos árabes, la cultura en los ayuntamientos... creo que merece la pena el apretón de cinturón.

Me parece de juzgado de guardia (más que de tribunal constitucional) que ahora estudien o analicen si es "ilegal" la bajada de sueldo al funcionariado. Ilegal no sé si es. Inmoral que no nos apretemos el cinturón, sí que lo es. Por lo visto el tema es que esa bajada "atenta contra los derechos fundamentales de la persona". ¿Y las personas que realmente lo están pasando mal, que no saben qué será de ellos y sus familias mañana? ¿y luego hablamos de paz, solidaridad, justicia y democracia en las aulas? ¿con qué cara? ¿cómo se puede ser tan cínico?

En otro momento me centraré en los sindicatos, que más que una entrada merecen un blog entero. Es impresionante como consideran la labor docente como si fuéramos obreros de las fábricas oprimidos por la burguesía. Las cosas, en este siglo XXI, no son tan sencillas. Y las víctimas, no siempre somos nosotros. ¿Tal vez son el alumnado y la sociedad?

Y un último dato: el funcionariado y su carácter vitalicio fue establecido y reforzado por el régimen franquista. Como todos los dictadores, el Tito Paco se dió cuenta que con un funcionariado fuerte y contento, era mucho más fácil controlar a la masa. Personalmente, no me identifico con un domador de leones de estas características, ni me creo con más ni menos derechos que nadie.

E insisto en la idea inicial: YO NO SOY TONTO.