domingo, 19 de octubre de 2008

Diagnóstico: cáncer de psicólogos



Aquel era su primer día de clase, pero desde que abrió la puerta del aula el profesor detectó que su alumnado no debía ser del todo normal: cinco niños saltaban encima de las mesas, tres niñas masticaban chicle y hablaban ignorando por completo su presencia, otro niño y otra niña permanecían al fondo sin hablar, ni mirar, ni probablemente pensar, otra niña amenazaba con el puño a un compañero, otro niño jugaba con sus juguetes... "es un primero de ESO nada habitual", pensó el profesor. Hizo sus cuentas: doce. Doce sobre 25 no cuadraban con sus esquemas de lo que esperaba encontrarse. Ese día su ilusión se empezó a marchitar.


Iba pasando el tiempo, los días, las semanas... el profesor había obtenido las mejores calificaciones de su promoción en la licenciatura de física y química, había quedado el primero con su equipo en varias competiciones deportivas siendo estudiante, había pasado situaciones de todo tipo en su vida (problemas familiares, varias relaciones sentimentales)... siempre había logrado salir indemne, pero ahora no sabía que hacer.

Y al final del primer trimestre, justo cuando estaba a punto de tirar la toalla, cuando a sus ojos no quedaban más opciones que ignorar a su alumnado o pedir una baja perpetua por depresión, apareció ella.

Ella tenía un cierto aire de intelectual progre. Hablaba con los niños de tú a tú. No tenía ningún problema en dar una respuesta ágil, sencilla y contundente que mantuviera al alumnado en su sitio. La respetaban y la apreciaban. Ella había estado muy ocupada en su despacho con cientos de tareas administrativas y hasta entonces no pudo pasarse por esta clase. Al notar en conversaciones de pasillo el agobio creciente del profesor, decidió pasarse a ver qué podía hacer. Al fin y al cabo, era la orientadora del centro (y licenciada en psicología, por cierto).


Lo primero que hizo fue varias anotaciones acerca de los casos más claros: "hiperactividad", "síndrome de falta de atención", "tendencias agresivas"... y de un plumazo clasificó así a nueve de ellos y ellas. Le quedaban 3, y eran los casos de retraimiento al fondo del aula y del alumno que jugaba con sus juguetes. A estos les practicó una prueba de diagnóstico cuyos resultados fueron contundentes: tendencia autista-depresiva para los del fondo, y grave retraso en el desarrollo en el caso del último.


El equipo directivo, con el asesoramiento de la orientadora y las peticiones de auxilio del profesor, decidió crear un agrupamiento flexible de forma que este grupo de niños y niñas que necesitaban un tratamiento especial fueran unas cuantas horas a ser atendidos.

De este modo, durante más de la mitad del tiempo escolar la clase se quedaba con 13 niños sobre 25. Los otros 12 iban a lo que los demás llamaban públicamente "la clase de los tontos" (donde eran atendidos a medias entre la psicóloga, el profesor de pedagogía terapéutica, tres monitores de nosequé...).


Así, el profesor recuperó su sonrisa, los 13 alumnos que quedaron mejoraron de sacar un 9 a sacar un 10, y los que salían del aula... nunca volvieron. Su diagnóstico los había condenado. Con el tiempo unos se fueron, otros se quedaron y protagonizaron serios incidentes que provocaron su expulsión, y otros se fueron marchitando poco a poco, mientras se apagaba su fé en volver con sus amigos, del aula "normal". El niño que jugaba ya no lo hacía. Solamente lloraba y premanecía abstraído.


¿Para quién trabajamos? ¿Para el profesorado? ¿Para el alumnado? ¿Para los y las psicólogas (no confundir con orientadores y orientadoras)? ¿Hacen un papel relevante quienes se centran en la psicología clínica y no proponen medidas educativas válidas? ¿Diagnosticar para segregar?


Propongo pasar cinco tests distintos a esos psicólogos (no confundir con orientadores, que pueden tener otro perfil), y que sean tratados según los resultados.


Cuidado.

Quien se considere a sí mismo normal que tire la primera piedra.



------> Obsérvese a un orientador licenciado en psicología clínica haciendo una intervención sobre su alumnado con el objetivo de lograr su integración en el aula. ¿Cuántas camisas de fuerza invisibles, ideológicas y ocultas utilizamos cada día con nuestro alumnado? ¿cuántos diagnósticos y juicios de valor avalan estas medidas?

miércoles, 13 de agosto de 2008

Ante todo, compañeros

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Hace ya algunos meses leí un interesantísimo artículo de
Mariano Fernández Enguita en su blog titulado "Radicalismo intelectual e intereses profesionales", y no puedo estar más de acuerdo con él. El profesorado, debido principalmente a su alta preparación, suele ser enormemente crítico con todo aquello que le rodea. Aparte de ser un mal muy español eso de hablar de cosas de las que uno no tiene ni puñetera idea, creo que el profesorado sí está preparado para hablar de muchas cosas.

Con ese mismo radicalismo intelectual tenemos claro, por ejemplo, que los derechos humanos están por encima de todo, que la democracia es la menos mala de las fórmulas de convivencia que conoce la humanidad hasta el momento y que es imprescindible la convivencia pacífica para aprender, para avanzar, para construir.

Es también el radicalismo intelectual el que nos lleva a racionalizar y por tanto rechazar, cuestionar y moderar dogmatismos. Puede sonar contradictorio que en la misma frase aparezca "radicalismo" y "moderación", pero creo que cuanto más se cuestiona intelectualmente una opción ideológica, más se da uno cuenta de que todo es relativo, todo es reversible, y nada es blanco ni negro, sino probablemente gris (esto último, tampoco es seguro).

El radicalismo intelectual nos lleva a analizar los fallos y ensalzar lo que consideramos virtudes y defectos de nuestra sociedad. Pongo algunos ejemplos: ¿los curas? hay buenos y malos, como en todos los trabajos, independientemente de que seamos creyentes o no; ¿las guerras? siempre son malas y hay que rechazarlas, pero hay ocasiones en que los oprimidos no ven otra escapatoria; ¿los políticos? habrá quien crea en lo que hace y hay (tal vez más) que se dedican a expoliar; ¿las familias? están desorientadas, trabajan los dos, pero no se preocupan lo suficiente de sus hijos; ¿los medios de comunicación? pueden ser una herramienta y un medio genial de aprendizaje y comunicación, pero encierran muchísimos peligros, sobre todo para los jóvenes...

¿Y qué pasa cuando intelectualmente nos acercamos a la autocrítica?

El profesorado todo lo hace bien, el profesorado no tiene la culpa de nada en el sistema educativo, el profesorado es el indefenso, el profesorado es el que necesita apoyos, el profesorado necesita autoridad, el profesorado pone todo su empeño en que su alumnado aprenda, el profesorado está muy bien preparado porque sabe hacer programaciones y papeles como nadie, el profesorado sabe muchísimo de su materia y se presupone que explicarlo también, el profesorado necesita sindicatos fuertes, el profesorado... ¿será Dios?

Personalmente considero que el profesorado, igual que los curas, fontaneros, barrenderos, políticos, familias, oficinistas, empresarios... HAY DE TODO. El que no haya conocido nunca en su vida un profesor incompetente (a su lado o impartiéndole clase, en cualquier nivel educativo) que tire la primera piedra... ¿todo lo hacemos bien?

Por eso normalmente, cuando he escuchado la frase "ante todo, compañeros" ha sido para tapar cosas que no interesaba que salieran a la luz, tapar fallos y a veces cosas muy graves llevadas a cabo por el profesorado, machacar al que intenta cambiar algo, anular cualquier tipo de denuncia o comentario... evitar, en definitiva, una sana autocrítica que nos haría avanzar, cambiar, evolucionar, que no significa rechazar todo lo que tenemos, sino analizar punto por punto qué hacemos bien y qué podríamos mejorar.

Hasta que no llegue a nuestra profesión la autocrítica, la autorregulación, y el autoconvencimiento de que no todos los profesores son iguales, no todos somos buenos, no todos somos malos, no todos cometemos errores graves pero sí todos tenemos cosas que mejorar... hasta que no dejemos de creernos invencibles e inmejorables, todo lo que se haga en educación será en vano, puesto que siempre habrá "otro" al que echarle la culpa de todo.

Mi discurso, el que intento reflejar en este blog, no se basa en "quitar", sino en "añadir" y "cuestionar".

Y sobre todo mi mensaje se basa en la evolución (que puede suponer o no el rechazo a lo que hacemos hasta ahora), la vida misma, lo que nos hace ser humanos y haber montado todos los chiringuitos buenos y malos que habitan esta maravilla, este circo o este infierno que es el mundo.



-------> He aquí mi propuesta para la nueva temporada 2008/2009 de camiseta corporativa para el profesorado. Acepto pedidos "on-line". Adaptaciones especiales para otras profesiones. Descuentos para grupos. Especiales condiciones para instituciones. No duden en llamarme al 555 555 (ya saben la rima).



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lunes, 21 de julio de 2008

Champú y gel para piel normal


Todo el mundo tiene la piel seca o tiene la piel grasa. Cuando dices, al hilo de alguna inútil conversación veraniega que tú tienes "más bien la piel seca", siempre hay alguien que responde "ah, no, pues yo la tengo muy grasa, el pelo también"... incluso hay alguna gente (muy extraña) que tiene el pelo graso y la piel seca... maravillas de la genética y la diversidad.

Entonces... ¿por qué se vende el gel para piel normal? ¿por qué tiene tanto éxito?

¿No se trata acaso de una simple convención social, algo indefinible en que no nos ponemos de acuerdo, porque tal vez no existe en realidad, y lo llamamos "normal"?

¿Existe la pretendida normalidad en el pelo y la piel?

¿Existe la normalidad en la sociedad? ¿en los individuos?

¿Existe la normalidad en la escuela?

¿Por qué entonces se compran ese champú y ese gel en muchas familias, y se envía a los chicos a la escuela, una escuela normal, como todo el mundo?

¿Es una medida de ahorro, una manera de facilitar las cosas, una manera de ponernos de acuerdo, una forma de intentar atender a todo el mundo sin contentar a nadie, una manera de convertirnos en borregos, aún a sabiendas que tal vez ellos también sean diversos...?

En fin... paranoias veraniegas que tiene uno.



------> ¿Tendrán estas ovejas la piel normal, seca o grasa? ¿irán todas a la misma escuela? ¿tendrán el mismo pastor, o sea, profesor?

domingo, 6 de julio de 2008

Funcionarios por la Gracia de Dios




Cuenta la leyenda que había una espada clavada en una piedra del Londres medieval, y que nadie era capaz de sacarla, incluso los más apuestos, valientes y preparados caballeros. Un completo desconocido llamado Arturo llegó y la cogió como quien saca el cuchillo de un bote de mantequilla. Desde ese momento Arturo fue aclamado como Rey unificador de Inglaterra, y pensó que iba a ser mejor ser justo con todas las personas de su reino. Solo a posteriori y por voluntad propia decidió Arturo ésto. Si hubiera decidido ser un tirano, lo mismo hubiera dado, porque ya fue aclamado Rey con anterioridad. Lo importante era sacar la espada, no dar de comer a los súbditos, conocer la geografía, la historia, saber tratar a sus gentes, desenvolverse en política exterior, ser un buen estratega, ser capaz de hacer mejoras en el reino... lo importante era la dichosa espadita.


Los Reyes y Nobles medievales europeos, igual que los cargos eclesiásticos hasta nuestros días, lo son por la gracia de Dios, esto es, porque el altísimo no tiene otra cosa mejor que hacer que ponerse a decidir quién vale y quién no en cada territorio, cada iglesia, cada lugar humano. Por la gracia de Dios eran para toda la vida, y su poder era incuestionable. Habían sido tocados por el dedo divino. Lo mismo que ciertos dictadores, como nuestro cercanísimo Paquito (
fam., Franco), que utilizaba lo de "Caudillo de España por la Gracia de Dios" (¡qué gracia tenía Dios, por cierto!). Otros ilustres ejemplos como Pinochet son mucho menos elegantes cuando se autoproclaman "senadores vitalicios".

¿Nos suena? ¿tiene algo que ver esto con el profesorado?


En un sistema que se dice democrático como el nuestro, una de las claves del éxito es la alternancia de poder a partir de la decisión popular. Es decir, las cosas del pueblo las decide el pueblo. Bien sabemos que hay cientos o miles de excepciones a esta norma, pero se supone que las reglas del juego están claras y son conocidas por todos.


La educación es de interés general, es el motor de la sociedad, es la clave del avance económico, se hace con dinero público, es por y para el ciudadano... pero... nadie la controla. No existe la palabra "control" en esta nuestra queridísima educación pública española.


¿A qué viene todo esto? ¡Con lo bien que estamos y lo hacemos todo los profesores y profesoras! Viene a que estamos en época de oposiciones para el profesorado, y el sistema de acceso puede causar la carcajada incluso del más profano en la materia. Se parece bastante al rollito de la espada. Lo importante es hacer el pino con las orejas, dar tres volteretas y terminar escupiendo fuego por la boca delante del tribunal. O sea, inutilidades varias que no garantizan en absoluto que se vaya a ser después mejor o peor profesor. Lo importante es, eso sí, aparentarlo. Y una vez que uno tiene el ansiado 5 y su destino provisional adjudicado, da absolutamente lo mismo lo que haga. Que uno decide ser justo y trabajador (craso error, según la mayoría del gremio), pues allá él. Que decide rascarse los genitales el resto de su vida... pues da lo mismo. Que ama a los niños... bueno, él verá. Que odia a los niños, trata con desprecio a las familias y es un tirano en su día a día... ¡no pasa naaaaaaada!.

Es surrealista realmente que personas que miden su éxito profesional según el número de suspensos que tienen (cuantos más, mejor), que utilizan metodologías de la edad media (dictar apuntes, por ejemplo, o suspender con un 4,8 en un examen, sin considerar otras cosas), que cierran las puertas de su aula y de la escuela a la realidad (virgencita, que me quede como estoy), que consideran cualquier medida de control como un ataque (y no como un derecho de la ciudadanía)... que esa gente (por llamarlos de alguna manera) tengan muchas opciones de entrar dentro del sistema educativo solo porque son más viejos, porque hace 10 ó 15 ó 20 años entraron en una bolsa de trabajo y echaron unos papeles en Delegación. El sistema actual de acceso está especialmente pensado para que este tipo de inútiles ingresen en el paraiso de los funcionarios.


El argumento de "llevo 15 años trabajando y ya lo he demostrado todo" en mi opinión no tiene ni pies ni cabeza. Habrá quien haya demostrado ser un gran profesional, un docente preocupado y comprometido. Y habrá quien se haya dedicado a conocer todos los vericuetos del sistema educativo destinados a trabajar cuanto menos mejor y a protegerse de las continuas "agresiones" (que así son consideradas) del alumnado, las familias, la sociedad, la administración... Ser viejo solo garantiza eso: haber vivido más años. Nada más. Y ya saben lo del Rey Arturo... una vez saquen la espadita... ¡hala, a ser reyes toda la vida!

Una vez superado un temario teórico más propio de ingenieros aeronáuticos que de profesores, una completamente inútil programación, una unidad didáctica igualmente irrelevante (de la que además, están exentos los viejos, por el mero hecho de serlo, que a los ancianos hay que respetarlos)... ya tienes el pasaje a lo que quieras, a las vacaciones de tu vida, al trabajo continuo, a épocas de más o menos trabajo, de más o menos compromiso, de darlo todo o de no dar nada... da igual... todo da igual.


Pocas cosas hoy en día son eternas. El relativismo de nuestro mundo hace que nos cuestionemos absolutamente todo y que solamente sea válido aquello en que nos ponemos de acuerdo que sea: ya lo dijo Habermas, que el consenso es la salvación de la humanidad.


¿Para cuándo un sistema de acceso que permita entrar y salir a todos con facilidad, tanto a fijos como a interinos? ¿para cuándo un seguimiento real de lo que se hace en las aulas, tanto para fijos como interinos? ¿para cuándo echar gente por incompetentes, como pasa en todos los trabajos?


Para el funcionario no hay consenso ni chorradas que valgan: lo es por la gracia de Dios y hasta que la muerte lo separe de la Docencia, esa dama sumisa y predispuesta a cumplir con su marido.


Firmado.: Un funcionario por la Gracia de Dios.



-------> Aquí tenemos a Dios Padre tocando con su dedo a un nuevo interino, que pasará a ser funcionario por la Gracia de Dios. Vaya... porque le ha hecho gracia. Obsérvese el agobio de Dios padre con todos esos candidatos detrás, y el relax del interino conocedor de su plácido destino.



viernes, 20 de junio de 2008

Let it be

Desde este rincón de mi escuela que un día fue mi aula, recién pintada de color verde oscuro, donde un orientador algo chalado (como "de ciencia ficción") me recibió con los brazos abiertos, donde me reencontré con una antiquísima amistad cuya vida se había transformado por completo, tal vez por esas cosas de la edad y el destino...

Desde este rincón que hoy es Departamento pero fue lugar de encuentro, de reunión, de canciones, de guitarras, de sueños por alcanzar...

Desde este rincón escribo hoy porque llega el momento de "dejar estar" a esta escuela.

Lo mejor de todo es saber que algunas personas, algunos sueños, algunos modos de hacer, abrazos, sonrisas, ilusiones... permanecerán en el tiempo y podremos recuperarlas en otro contexto, no sé si con la misma chispa del principio pero seguramente con mayor profundidad. La piel vieja y arrugada es más áspera, pero guarda aprendizajes y sentimientos más fuertes. El árbol maltratado por el tiempo ha visto generaciones y generaciones de vida a su alrededor, y a pesar de los malos momentos continúa dando sombra.

Lo vivido nos ha transformado para siempre, y estoy convencido de que nos ha hecho mejores.

Sin esos cientos de abrazos por los pasillos, esas tres mil melodías gritadas al mundo, esas reflexiones internas y en voz alta, esos diez mil viajes programados (y solo uno realizado), esos momentos de aprendizaje y disfrute que hemos procurado a todo el que nos rodeaba, esos sueños inalcanzables que aún hoy por hoy sobreviven... sin todo eso, mi escuela probablemente no hubiera sido mi escuela, y me atrevo a decir que mi forma de ver la vida tampoco sería igual.

Mil gracias a ese orientador que a pesar de todo sigue en la lucha, que admite la derrota como parte del proceso, que tiene el don de ensalzar lo positivo y es una de las mejores personas (en sentido amplio) que he conocido en mi vida.

Mil gracias a ese pequeño saltamontes que presta oidos, ilusión y lucha desde el día a día, desde lo más cercano, desde donde de verdad se hacen las transformaciones, desde el aula, impregnando de cariño cada momento y a cada persona que se cruza en su camino.

Mil gracias a nuestro profesor más reflexivo, ese profesor de lengua extranjera que se esfuerza por comprender todas las posturas, por conciliar y reconciliar, por entender todas las lenguas y dar pequeños pero firmes pasos, con enorme sensibilidad musical.

Mil gracias también al pitufo gruñón, a la voz muchas veces discordante en lo superficial pero de acuerdo en las cosas verdaderamente importantes, trabajadora incansable, perfeccionista extrema, ilusionadora e ilusionista, fabricante de sueños.

Mil gracias a otros y otras que antes se alejaron de este hogar que fue nuestra escuela: aquella profesora de lengua que era la voz de nuestra conciencia y avisaba siempre acertadamente, aquellos profesores de sociales que soñaban construir una sociedad mejor, aquel artista descentrado pero comprometido, aquel asesor irónico y ácido pero siempre disponible, aquellas personas de la universidad que nos orientaron y nos dieron aliento...

Sudbury, Barcelona, Comunidades, Coros, Guitarras, Reuniones, Ilusiones y Desilusiones, la Autonomía, la Democracia, Grupos Interactivos, Voluntarios, actividades conjuntas... se agolpan en mi cabeza y me hacen sentir que he vivido, que he aprovechado cada momento gracias a esas personas que encontré desde mi escuela.

No quiero terminar esta entrada como empezó, con un "let it be", sino con un "to be continued"... otros puertos encontrará nuestro barco, y nuevas batallas vendrán, con la ventaja de lo que ya sabemos, de lo que ya somos, de saber que se puede descolgar el teléfono en cualquier momento o encontrarnos en cualquier lugar para recibir ese soplo de aliento necesario. Ya digo... "continuará".

Miles de gracias también, como no, a esos niños y niñas, único motivo de ser de nuestros actos.

Miles de gracias a las familias, que en su día demostraron que de verdad les interesaban sus hijos e hijas, y que solo necesitaban ser escuchados para contar con su incondicional apoyo.

Miles de gracias a todos ellos y ellas.

Para el resto de personas que habitan en mi escuela, que también las hay y las he intentado retratar en este blog, para esas otras personas tengo un mensaje reservado de despedida:

¡¡¡¡¡¡ A PELARLA !!!!!!



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martes, 6 de mayo de 2008

Amor y Pedagogía


"No me metí en este trabajo para que me amaran, sino para cobrar un buen sueldo y aplicar la norma"
(frase real dicha por un profesor y escuchada recientemente en mi escuela)


Hoy sí la analizaré.

"No me metí para que me amaran..." quiere decir en realidad "me gustaría ser querido, pero no sé como hacerlo, soy un pobre infeliz, me odian los niños y debo asumirlo".

"Sino para cobrar un buen sueldo..." es la única parte de la frase completamente real y por tanto no voy a añadir nada más, solo una pequeña matización: hay montones de trabajos y posibilidades de ganar más dinero que en la enseñanza...

"Y aplicar la norma..." le faltó añadir "a mi manera", "como a mí me da la gana", "utilizando todo tipo de estrategias para hacer lo mínimo posible, para que la culpa de los fracasos la tengan siempre los demás y para que formalmente nadie me pueda poner ni una sola pega, puesto que los papeles los cumplo al cien por cien".

¿Hasta cuando?



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viernes, 25 de abril de 2008

Moricos y tonticos

Era una tarde cualquiera en un pueblo cualquiera de cualquier lugar del mundo. El calor empezaba a invitarnos al aire acondicionado, la cervecita fría y a cualquier otra cosa que no exigiera un gran esfuerzo físico o intelectual. Más por aburrimiento que por auténtico interés, me hallo en mitad de un centro comercial. Ya saben, esos sitios donde la gente compra lo que no necesita y donde cobra sentido aquello de la "sociedad de consumo", de la que al parecer nos alimentamos todos. Tal es la influencia de este modo de ver la vida, que un servidor de ustedes terminó comprando (no sabía muy bien para qué), uno de esos tantos objetos inútiles e inicialmente preciosos pero que al poco tiempo no sabes qué hacer con ellos. Al estar en el mostrador pagando, escuché cómo una mujer decía a la dependienta:

  • Clienta.- ¡Ay que ver cómo está todo! ¡Ay que ver cómo está la vida! Yo no sé adonde vamos a llegar con tantos moricos. Los moricos están bajando muchísimo el nivel de la escuela, y yo creo que lo mejor que podemos hacer es amargarles la vida y echarlos a la calle, cuanto más tiempo mejor. Es que si no aprenden, es porque no les da la gana aprender, además molestan constantemente y no dejan a los que sí quieren estudiar. Eso por no hablar de la cantidad de dinero que se gasta en ellos: refuerzos, becas, ayudas a la familia... ¿para qué? para que luego lo agradezcan así, con un mal comportamiento en la escuela, sin aprovechar las ayudas... lo mejor es echarlos. Yo le he dicho al tutor de mi hijo que les pongan todas las amonestaciones que sea posible con tal de que estén más tiempo en la calle que dentro.
  • Dependienta.- Ya ve usted, señora -asentía la dependienta, con una mezcla de desidia, apatía y desconcierto-.
  • Clienta.- Y es que los profesores no saben ya lo que hacer, porque además están desbordados. Ahora resulta que en los institutos hay grupos de tonticos -dijo la señora refiriéndose a los grupos de educación especial- y claro... entre unos alumnos y otros los pobres... están que no pueden... Además, no todo el mundo vale para llevar adelante un grupo de tonticos.
  • Dependienta.- Sí que es verdad, señora, sí que es verdad...

Al final, decidí largarme de la tienda sin comprar esa inutilidad preciosa que había elegido. La conversación me había dejado sin palabras y sin aliento. "¡Iré a por una cerveza!" -pensé-.


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Breve cuestionario a partir del texto anterior:

1.- ¿Qué pensaría usted si lo narrado no hubiera sucedido en un centro comercial, sino en la sala de profesores de una escuela, y no entre una clienta y una dependienta, sino entre profesores?

2.- ¿Ve usted alguna relación con el comentario y que el profesor que lo dijera fuese de matemáticas?

3.- ¿Debemos permitir esto en el sistema educativo? ¿no se puede hacer nada?

4.- ¿Vale todo el mundo para trabajar en la enseñanza, o se necesitan un cierto tipo de personas, preferentemente que respeten los derechos humanos y de la infancia?



Ciertamente, cuesta creerlo... frótese los ojos... quítese la cera de los oídos... alerta, siempre alerta si tiene algún hijo o hija en edad escolar. Lo narrado es completamente real, como la vida misma.



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lunes, 31 de marzo de 2008

Mil Gracias, Oriol



Oriol es un profesor joven, muy joven. Vive en mi escuela desde hace un año solamente. Y por esos dos motivos (ser joven y recién llegado) a Oriol le ha tocado impartir Ciudadanía, Cambios sociales y de Género, Patrimonio Cultural de Andalucía y Ética, además de su propia especialidad.

Cualquiera en su lugar hubiera destapado la caja de los truenos con el resto del Claustro o al menos con quienes le han adjudicado tal ensalada de asignaturas. O hubiera optado por seguir fielmente un libro de texto, examinar y no complicarse la vida demasiado.

Sin embargo, Oriol tiene la cualidad de convertir las dificultades en posibilidades, como decía Freire. En cada nueva asignatura ve una posibilidad de enriquecerse a sí mismo y sobre todo a su alumnado. En cada nueva idea que descubre, una nueva actitud. En cada nuevo contenido, una ristra de actividades.

Hay esperanza.


Personas como Oriol demuestran que existe la esperanza de cambiar, la esperanza de que este mundo en que vivimos sea un poco más habitable, un poco más justo, con ciudadanos y ciudadanas (como diría él) que sean capaces de ser felices y hacer felices a los demás, y que sean dueños y dueñas de sus destinos.

En cada nueva lectura, en cada nueva idea que conoce y comparte, se puede observar un profundo deseo de cambio, que extrae a partes iguales de la reflexión intelectual y de su experiencia vital. Dicho de otro modo: aunque no siempre diga lo que siente (es imposible en nuestro universo educativo), sí siente todo lo que dice.

El simple hecho de cuestionarse a sí mismo y a todo lo que le rodea le da esa deseada "distancia epistemológica" que permite sacar conclusiones acertadas, mucho más allá de discursos oficialistas, corporativistas o "de zambomba y pandereta".

Siempre dice que está aprendiendo...

Siempre está escuchando, con ojos y oídos bien abiertos...

Por favor, no dejes nunca de aprender...

Mil Gracias, Oriol, por ayudarme a curar mis heridas.

Nos vemos mañana.


martes, 4 de marzo de 2008

¿Se puede negociar para derrotar?

Hace poco, aquí mismo, al lado justo de mi escuela... escuchamos un líder político decir: "con ellos solo se puede negociar para derrotarlos".

Humildemente, y sin querer contradecir a nuestra excelsa, formadísima y elevada clase política, en estos casos creo que es necesario clarificar significados, acudiendo para ello al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, que dice lo siguiente:

Negociar
:

(Del lat. negotiāri).

  • 4. intr. Tratar asuntos públicos o privados procurando su mejor logro. U. t. c. tr.
  • 5. intr. Tratar por la vía diplomática, de potencia a potencia, un asunto, como un tratado de alianza, de comercio, etc

Derrotar
:

(De derrota2).

  • 1. tr. Disipar, romper, destrozar hacienda, muebles o vestidos.
  • 2. tr. Destruir, arruinar a alguien en la salud o en los bienes.
  • 3. tr. Vencer o ganar en enfrentamientos cotidianos.
  • 4. tr. Mil. Vencer y hacer huir con desorden al ejército contrario.
  • 5. intr. Taurom. Dar derrotes.
  • 6. prnl. Dicho de una embarcación: Apartarse de su rumbo originario.

Los que aguanten asiduamente las i-reflexiones de este blog conocerán de mi afición a la ironía. Por eso me detengo en la quinta acepción de "derrotar", que no es otra sino "dar derrotes". ¿Eso qué será? Véase a continuación.


Derrote:


(De derrotar).


  • 1. m. Taurom. Cornada que da el toro levantando la cabeza con un cambio brusco de dirección.

Es decir... ¿podemos intentar dar solución lo mejor posible a un problema, diplomáticamente, mientras damos una cornada a nuestro interlocutor? ¿se puede negociar y derrotar a la vez? ¿no requiere la negociación un cierto estado de igualdad en el diálogo, aunque no necesariamente en las situaciones particulares de cada parte?


Y luego, ¿qué quieren que enseñemos en la escuela, a dialogar o a derrotar?


-----> Ejemplo de hombre satisfecho después de haber negociado. Como claramente se observa en la fotografía, ha quedado muy contento con el resultado de dicha negociación. Seguramente dicho resultado es el mejor de los posibles y el proceso se ha debido desarrollar con una gran diplomacia, como dice la definición de negociación. El derrote creo que ha sido un "pelín" bestia.


martes, 26 de febrero de 2008

¿A eso llamáis alumnos buenos?

[Sucesos acaecidos recientemente en mi escuela. Historia basada en hechos reales, como las películas que emiten en Telecinco a las 4 de la tarde los fines de semana. Soporífera, pero real, aunque ésta en vez de invitar al sueño tal vez invite a la pesadilla...]

[16:37 p. m. de un día cualquiera. Sesión de Coordinación.]


- (Tutor y a su vez profe de Lengua).- Mi grupo me parece que es bastante bueno, no creo que tengan problema para sacar adelante el curso.

- (Profesor de Inglés).- Sí que es bueno... algunos son un poco habladores, pero se trabaja muy bien en este grupo.


- (Profesora de Ciencias Sociales).- A mí me hacen unos exámenes bastante decentes. Aunque empecé el curso dándoles "el sustillo", ahora están espabilando y al final de curso vendrán las rebajas. Pero que... muy bien.

- (Profesora de Francés).- Tenían muy mala base, pero son gente trabajadora. Así segurísimo que aprobarán...


- (Profesora de Música y Profe de Plástica, a coro).- Son muy buenos, el mejor grupo que tenemos.


- (Profesor de Matemáticas).- ¿Muy buenos? ¿ésto es lo que vosotros llamáis un grupo muy bueno? Ni mucho menos... ¿habéis visto las opcionales que se han cogido, música y plástica? ¿cómo podéis considerar a este grupo un grupo bueno si cogen esas opcionales? La llevan clara en Matemáticas...

[En fin... ya ven ustedes... que resulta que Botticelli, Da Vinci, Picasso, Dalí, Rembrandt, Goya, Velázquez, Monet... eran gente completamente inútil e incompetente que como no valían para otra cosa, se dedicaron a las artes plásticas. Por su parte, Mozart, Bach, Vivaldi, Beethoven, Mahler, Chopin, Debussy, Ravel, Mendelssohn... más de lo mismo... pobres diablos que como no podían alcanzar otra cosa, se dedicaron a la música... Y si estos eran unos mugrosos... ¿qué decir de los de la música moderna, el jazz, o las músicas tradicionales? ¿y qué decir de los decoradores, modistos, grafiteros y otros artistas plásticos? Lo peor de lo peor... nunca se acerquen a ninguno de ellos. Se lo digo porque les aprecio. El roce hace el cariño.]







---------------------- > (Instantánea tomada en un momento de ensayo de Shostakovich en su época de estudiante. Preparaba el examen final de carrera en el Conservatorio de Moscú. ¿Es este un ejemplo de buen estudiante?)






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martes, 19 de febrero de 2008

Definición de Participación




"Participar es hacer ejercicios en clase, y hacerlos es aprender"


Frase para la posteridad escuchada recientemente en mi escuela.
Sobran los comentarios... hoy no voy a añadir nada...