martes, 6 de mayo de 2008

Amor y Pedagogía


"No me metí en este trabajo para que me amaran, sino para cobrar un buen sueldo y aplicar la norma"
(frase real dicha por un profesor y escuchada recientemente en mi escuela)


Hoy sí la analizaré.

"No me metí para que me amaran..." quiere decir en realidad "me gustaría ser querido, pero no sé como hacerlo, soy un pobre infeliz, me odian los niños y debo asumirlo".

"Sino para cobrar un buen sueldo..." es la única parte de la frase completamente real y por tanto no voy a añadir nada más, solo una pequeña matización: hay montones de trabajos y posibilidades de ganar más dinero que en la enseñanza...

"Y aplicar la norma..." le faltó añadir "a mi manera", "como a mí me da la gana", "utilizando todo tipo de estrategias para hacer lo mínimo posible, para que la culpa de los fracasos la tengan siempre los demás y para que formalmente nadie me pueda poner ni una sola pega, puesto que los papeles los cumplo al cien por cien".

¿Hasta cuando?



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2 comentarios:

Anónimo dijo...

querido autor del blog:
me encanta todo lo que escribes,tus anotaciones son inteligentes y literarias, galdosianas diría yo, últimamente (moricos y tonticos) te permites el lujo de reproducir el habla de las gentes, como Galdós, como Zola, este último se paraba en los mercados de París para anotar el habla popular y llevarla a sus obras. Tú te diriges a los centros comerciales y allí encuentras tu inspiración para este blog. ya te digo pura literatura...
un abrazoooo

Anónimo dijo...

Querido profesor cualquiera. Me alegra mucho que la escuela desde la que escribes (me refiero al lugar físico) vaya a dejar de serlo en pocos días. Pronto vendrán otras en las que tu trabajo y tu ilusión ocupen el sitio que merecen. Lo único que siento es no estar allí para verlo.
Gracias por enseñarme tantas cosas, gracias por no perder nunca la perspectiva, gracias por mantener intacto tu entusiasmo y llenarlo de proyectos, gracias por el viaje a Barcelona, gracias por tus subrayados y tus asteriscos, gracias por Sudbury, gracias por ser un cansino pedagógico, gracias por convencerme y conventirme en tu pequeño saltamontes, gracias por conseguir que cada día quiera ser mejor profesora, gracias por hacer que tu escuela (y ahora me refiero al término en toda su extensión) sea también la mía, gracias por ser mi amigo.
Te quiero mucho, pequeñajo.