lunes, 12 de marzo de 2007

Algo se mueve en su interior



Llevo algunos (bastantes) días sin actualizar por encontrarme demasiado ocupado con cuestiones puramente educativas, referentes a la teoría, metodología y práctica... créanme, aunque no me vaya a centrar en eso ahora.

Hace unos días tuve la oportunidad de compartir un espacio de tres horas con un grupo de ocho alumnos y alumnas de cuarto de ESO, niños y niñas de 15 y 16 años. Se trataba de un espacio de tres horas en que no estábamos en clase y lo único que teníamos que hacer era pasar el rato. Y lo cierto es que fueron algunos de los mejores momentos del curso.

Dos o tres de ellos hablaban del mercado de la música y el capitalismo, ya que tienen un grupo de rock, y el tema les afecta; otros dos (un niño y una niña) hablaban de problemas reales y graves de personas del instituto, malos tratos inclusive; otras dos niñas (y otro niño y un profesor momentáneamente) comentaban que si cómo surgió el universo, que si de dónde venimos, que si habrá muerte, que si existe el alma, que si compartiéramos un poco entre todos el mundo sería mejor... En conjunto, toda una lección de filosofía y valores.

¿Promocionamos estas actitudes en el aula? ¿conocemos realmente el profesorado las reflexiones de nuestros alumnos y alumnas? ¿valoramos sus aportaciones? ¿nos parecería adecuado hacerlo? ¿nos interesa lo que dicen?




---> Conversación cotidiana y trascendental entre profesores: "Oye, compañero, tenemos una hora entera para administrativamente ponernos de acuerdo y presentarle al inspector la respuesta a esta pregunta: ¿qué sexo tendrá este ángel?"



Probablemente nos encontramos tan atareados en averiguar el sexo de los ángeles, los contenidos procedimentales y actitudinales de las materias transversales y otras inutilidades similares, que se nos olvida la realidad: las personas que nos rodean (incluyendo en el concepto de "personas" al alumnado) tienen las mismas necesidades que nosotros, reflexionan igual que nosotros (en algunos casos, mejor) y obtienen conclusiones que aunque no generalizables les sirvan a lo largo de su vida (tal como hacemos la mayoría con nuestra "filosofía y educación en valores cotidiana", que solemos practicar).

Algo se mueve en su interior... solo hace falta tener ojos para ver, oídos para escuchar y un potente fonendoscopio que nos deje alguna vez que otra estar próximos a su interior, dialogar y atender sus necesidades.




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