sábado, 24 de marzo de 2007

En ocasiones veo muertos

Pudiera parecer que lo que hoy escribo es un relato de terror, un relato de esos que tiene lugar cerca de algún cementerio, con muertos vivientes y todo tipo de horrores, donde uno llega un momento en que no se distingue lo que es y lo que no es real.

Como todo buen relato, éste tiene lugar en un centro educativo... ¡perdón! quise decir en un cementerio... debe ser el subconsciente. Y al igual que algunos grandes ejemplos del género, todo comienza cuando a los muertos no se les deja en paz, esas personas que vienen a morir día tras día junto a nosotros, vigilándonos tras de la puerta, acechándonos detrás del espejo, cuando nos damos la vuelta, al final del pasillo oscuro de nuestro Centro... ¡perdón, de nuestra casa!


Aparentemente son como nosotros, solo que generalmente algo más mayores. Algún caso también hay que murió joven, pero con la alta esperanza de vida de nuestra sociedad del bienestar occidental, casi todos ellos rondan los 50 años de edad... ¡perdón, quise decir 80!



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Compañeros en un pasillo cualquiera de
un Centro Educativo (¡Perdón, muertos
vivientes de un Cementerio!,
qué cabeza la mía)








Son los encargados de vigilar nuestra alma, de custodiar nuestra entrada en el paraiso, del futuro de la humanidad, pero cuando alguien osa molestarlos o redireccionar el destino de nuestro Centro Educativo... ¡perdón, de nuestro cementerio!... cuando alguien introduce en sus conjuros diarios la palabra INNOVACIÓN... ¡perdón, quise decir SATANÁS!... cuando alguien incumple de ese modo la Ley Divina del Funcionariado... ¡perdón, quise decir de Dios!... cuando alguien osa divinizar algún mortal (llámese familia, administración... o mucho peor... ¡alumnado!)... cuando uno hace ofrendas a Satán-Innovación y desoye la voz de sus difuntos (esto es, compañeros), aun aspirando a que le dejen en paz, que le dejen adorar a quien quiera, que le dejen "estrellarse" (según ellos), en decisiones que aparentemente no tienen nada que ver con los difuntos, siendo competencia únicamente de los mortales... Cuando todo esto sucede...

LAS ALMAS DE LOS MUERTOS LE PERSEGUIRÁN DE POR VIDA....

(Risa malévola... ¡Mua-ha-ha-ha-ha-háaaaaaaaa!)

A los muertos hay que dejarlos en paz, como dice un amigo mío en que a menudo me inspiro... pero ¿qué pasa cuando uno se encierra en su aula a esperar que el chaparrón pase y aún así la Justicia Divina toca a tu puerta? ¿qué pasa cuando uno no propone ni dispone ni hace conjuros, sino que aspira a vivir con sus mortales del aula para adentro?

Hubo un día en que unas cuantas personas nos pusimos en contacto con los muertos para hacerlos reflexionar... pero la reflexión no es lo mismo que el destino, ni lo divino necesita la reflexión, por lo que el conjuro falló.

Y desde entonces padecemos la maldición de los muertos vivientes... día a día... hora tras hora...

Pero digo yo... si nosotros no proponemos, ni disponemos, sino que totalmente asustados e impresionados por apariciones y manifestaciones espiritistas anteriores nos encerramos en nuestro aula...

¿A quién se le ha aparecido SATÁN-Innovación en más ocasiones?

¿Quién ve muertos donde no los hay?



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