viernes, 16 de febrero de 2007

Tienen algo que decirnos


Esta debería ser la primera premisa de cualquier docente: convertirse en un activista de la escucha, defendiendo a ultranza la necesidad de escuchar al otro, sea quien sea, padre, madre, vecino, experto o alumno. Mucho se podría decir sobre las formas y maneras de escuchar, pero hoy me centraré en nuestros niños y niñas.

Hace unos días escuché decir a una Jefa de Estudios que "los niños de este año son muy activos, muy participativos, hacen muchas propuestas por sí mismos", a lo que una madre que había a mi lado me dijo en voz baja: "siempre lo son, lo que pasa es que hay que saber escucharlos".

Lo que esa Jefa no sabía es que había una profesora que escuchaba esas propuestas y que les permitía dar rienda suelta a su imaginación y sus intereses. Pasa tan desapercibido lo que hacemos en el aula que a veces pareciera que las cosas vienen por generación espontánea o "porque la genética los hizo así". Nunca sucede de este modo. Hay una intención en todos nuestros actos y también la hay cuando únicamente proponemos "hacer la actividad 1, 2 y 3 de la página 21" o "¿qué podemos hacer a este respecto? ¿qué se nos ocurre?" En el segundo caso es cuando vienen las sorpresas.

Una gran parte de mi actividad docente se basa en lanzar esta segunda pregunta al alumnado, y los resultados son impresionantes... lo que no significa que el profesor no pueda proponer... no solo puede, sino que debe... pero de modo igualitario y dialogado, negociando y ayudando después en todo lo que pueda, facilitando, asesorando... pero sobre todo partiendo de una premisa: ESCUCHAR AL PRÓJIMO, aunque éste sea una personita de 12, 14 ó 16 años. Tienen algo importante que decirnos. Siempre.


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