Es verdad que no actualizo. Es verdad que este blog parece más bien una serie de pensamientos abandonados, desahogos momentáneos desfasados que no merece la pena actualizar.
También es cierto que, si tenía algún seguidor, probablemente haya abandonado, aunque esto último no me preocupa.
Lo que ocurre es que este blog se parece a la casa de mi tía, que lleva más de 15 años vacía, pero aún sigue a disposición de quien la necesite. Mi tía de vez en cuando se da una vuelta, riega las plantas, visita alguna vecina (aunque cada vez quedan menos). Y cuando alguien necesita dormir allí, estudiar allí, comer allí... sigue en pie, como el primer día. Solo un rápido lavado de cara, y listo.
Creo que va llegando el momento de quitar el polvo, fregar, limpiar las ventanas, cambiar las sábanas... pues siempre hay cosas nuevas que encontrar, nuevos pensamientos para este blog.
Abre sus puertas de nuevo, por enésima vez, la casa de mi tía, con sus fotos antiguas y sus santos, sus macetas y su olor a cerrado. Todo cambió a su alrededor... todo, menos la escuela.
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