En junio te fuiste de nuestra escuela, después de mil años, para no volver, y lo cierto es que no tuvimos ocasión de hablar y contarte todo lo que, en mi opinón, esta escuela y estos humildes compañeros te debemos. Sirva este mensaje de homenaje y despedida.
Echaremos de menos:
- Tu frase "estoy hasta los cojones", nada más llegar a la sala de profesores, en cualquier situación, sin necesidad de que viniera a cuento.
- Tu otra frase "estoy harto de que se nos eche la culpa de todo", cuando nadie había echado la culpa a nadie de absolutamente nada. Normalmente esta frase terminaba con "la administración también debería..."
- Tu otra frase "esto no vale para nada", refiriéndose a cualquier cosa que cualquiera hacía en la escuela, sobre todo si se trataba de una innovación.
- Tu reciente frase "este no es el cortijo de nadie"... y digo yo, ¿de quién era el cortijo, Fernando?
- Esa negativa a cualquier cosa que supusiera un mínimo esfuerzo de puertas para afuera del aula, ya fueras tú o cualquier otro compañero y compañera del centro quien lo hiciera. Incluso actividades arraigadas en la escuela que todo el mundo valoraba, tú no las veías con buenos ojos. Tú sabrás el porqué.
- Esa campaña desleal y sucia que hacías con el alumnado en favor de tu asignatura y tu persona, y en contra de otras personas, otras posiblidades, otras asignaturas.
- Ese victimismo con que te ganabas a gran parte del claustro y equipo directivo, que realmente te funcionó en más de una ocasión.
- Esa forma de no defender alumnos o alumnas que tenían un 4,5 en un examen final y de ello dependía que repitiesen curso o no... y repitieron.
- Esa obsesión por cumplir el temario a toda costa, como si de ese modo se demostrase que uno es mejor profesional. Poco te importaba dejarte alumnos y alumnas por el camino. Bastante poco.
- Esa manera de intervenir en las reuniones, esperando a que todo el mundo expusiera su postura para tú después dar el hachazo final y mostrarte en desacuerdo beligerante (no dialogante) con todas las opiniones.
- Eso de no decir las cosas en la cara, sino en corrillos y haciendo campaña a favor o en contra de lo que te interesara en cada momento. Muy profesional por tu parte. Y muy cínico también.
- Esa hipocresía que salía a relucir cuando utilizabas frases como "estos pobres niños lo que necesitan...".

no vuelvas más.
Besitos.
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