(En el descanso de una junta de evaluación, 18:00 h., 20 de Junio de 2012)
Cada vez que llegan juntas de evaluación, me pongo de los nervios... son las tardes más horrorosas de todo el curso, las más tristes, las más deprimentes... sobre todo al comprobar que seguimos utilizando los mismos esquemas de pensamiento de antaño.
Seguimos pensando en asignaturas, y no en capacidades, ni competencias básicas, ni las posibilidades de estudio futuras.
Seguimos (re)afirmando la creencia de que nosotros somos "los buenos", y las familias, el entorno, el propio alumno... los malos, los que tienen que cambiar, tienen que mejorar, y el profesorado, por supuesto, no puede ni quiere ni debe hacer nada al respecto.
Seguimos pensando que lo importante es nuestro propio "prestigio" docente (las comillas, son irónicas), por encima del beneficio para nuestras alumnas y alumnos.
Seguimos sin ponernos de acuerdo en el significado de la "O", de la "ESO". Seguimos sin entender que el título es un derecho, y que nada o casi nada se gana a base de castigos o repeticiones (en Finlandia, por ejemplo, esto lo tienen bastante claro).
Cada vez que llegan juntas de evaluación, me pongo de los nervios... son las tardes más horrorosas de todo el curso, las más tristes, las más deprimentes... sobre todo al comprobar que seguimos utilizando los mismos esquemas de pensamiento de antaño.
Seguimos pensando en asignaturas, y no en capacidades, ni competencias básicas, ni las posibilidades de estudio futuras.
Seguimos (re)afirmando la creencia de que nosotros somos "los buenos", y las familias, el entorno, el propio alumno... los malos, los que tienen que cambiar, tienen que mejorar, y el profesorado, por supuesto, no puede ni quiere ni debe hacer nada al respecto.
Seguimos pensando que lo importante es nuestro propio "prestigio" docente (las comillas, son irónicas), por encima del beneficio para nuestras alumnas y alumnos.
Seguimos sin ponernos de acuerdo en el significado de la "O", de la "ESO". Seguimos sin entender que el título es un derecho, y que nada o casi nada se gana a base de castigos o repeticiones (en Finlandia, por ejemplo, esto lo tienen bastante claro).
Seguimos sin darnos cuenta de que el título de la ESO es un resumen de TODO lo cursado durante CUATRO AÑOS. Pensamos que con una asignatura, con una calificación de "cuatro", una alumna o alumno no merece titular.
Seguimos defendiendo el "café para todos", el mismo trato para todo el alumnado, sin tener en cuenta las desigualdades de partida, ni haciendo nada para que se superen. La atención a la diversidad consiste en que si suspendemos con un 4 a un niño o niña, debemos suspender a todas y todos quienes estén en ese caso.
Seguimos creyéndonos el ombligo del mundo...
...y así nos va.
1 comentario:
Durante mucho tiempo he sentido lo mismo. Y es un problema de comunicación.
Es que compartimos cada vez menos con una parte sustancial del profesorado, hasta que cambie el rumbo y cada vez volvamos a compartir más.
Es que trabajar desde un enfoque, dando valor a unos parámetros distintos a los que dan valor otras personas. Y eso, dentro de un mismo colectivo, significa problemas.
Lleva tiempo, mucho tiempo. Obliga a explicitar lo que se hace, a hacerlo muy transparente. Y aún así, se requieren unos plazos para que pueda ser comprendido.
Pero se llega. Yo voy llegando... Y ya hay gente que ha llegado.
¡Ánimo! Los problemas que cuentas se producen porque se desean otras metas. Es una buena señal.
:)
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