miércoles, 27 de diciembre de 2006

Memoria histórica en educación

Como continuación a la entrada de ayer, y sin dejar de denunciar situaciones ni de ser incluso crítico, ácido e intolerante respecto a algunas cuestiones ayer planteadas, quisiera hoy hablar de la necesidad de hacer justicia y de aprender de la historia también en educación.

En tiempos de "memoria histórica", creo que también es de recibo que hablemos de memoria histórica de la educación. Y lo cierto es que es bastante sencilla de resumir. Que conste que el ánimo aquí no es provocar reacciones como la de la esquela de la página 7 del diario
El Mundo de hoy, donde aparece una lista de siete personas que fueron "asesinados por los rojos" (dice literalmente). No... la justicia, en mi opinión, dista mucho de esto.




----> (Modernísima apariencia física de un señor -Claudio Moyano- que hizo una ley tan moderna que casi llega hasta nuestros días... ¿o acaso en algún sentido continúa? Léase aquí el texto íntegro de su Ley de Instrucción Pública, de 1857 y contémplense sus avanzadísimas ideas)





Si nos ceñimos a lo puramente legal, lo cierto es que la historia de la educación es bien breve: pasamos directamente de la Ley Moyano (la primera Ley de educación española, de 1857) a la Ley General de Educación (de 1970), la LODE (que supuso la llegada de la democracia al sistema educativo) y luego ya las "modernísimas", rompedoras y sobre todo efectivas LOGSE, LOPEG, LOCE y LOE.

Conclusión rápida, si se me permite el dato frío, cuantitativo y anecdótico: una sola ley educativa en 113 años y seis leyes en 36 años. No está mal el balance, fiel reflejo de la aceleración de la sociedad, pero... ¿no había cambiado ya bastante el mundo entre 1857 y 1970?

Medalla que colgarnos: están todos los que son, todas las que son, gracias a la obligatoriedad.

Hasta aquí la memoria histórica, omitiendo pequeños detalles como el machismo manifiesto e institucional, la no democratización, la exclusión del sistema educativo, la "catolización"... todas ellas... ¿ya extinguidas?

Se me ocurren...

algunas...

preguntas al azar (como diría Mario Benedetti):

¿Ha cambiado mucho la fisionomía de la escuela en estos 150 años?
¿Cuántas personas atienden hoy día a los alumnos y de qué forma simultáneamente?
¿Realmente han cambiado las metodologías, las pautas de actuación?
¿Qué objetos utilizaban antes los maestros y qué cosas utilizan hoy?
¿Es la escuela un lugar REALMENTE democrático, o se trata más bien de una democracia formal?
¿No hemos sustituido acaso el castigo físico por otro tipo de castigo más sutil?
¿No hemos sustituido la desescolarización con la exclusión mediante niveles de complejidad, mediante adaptaciones e itinerarios de segunda y tercera clase?
¿Somos de verdad igualitarios, sin distinción de raza, género, edad o procedencia social?
¿Es la escuela un reflejo directo de nuestro estado laico y aconfesional?
¿Qué es el nivel, ese que se supone viene bajando desde época inmemorial en un país que, a pesar de sus incultos habitantes sigue creciendo y mejorando?
¿Se adaptan los contenidos y la forma de relacionarnos en la escuela a las necesidades reales de nuestra sociedad?
¿Estamos condenados a seguir añorando y defendiendo tiempos pasados, en los que "los alumnos estaban en orden", como la única salida para la escuela?
¿Para cuando una reforma que de verdad incentive el cambio desde el aula?
¿Nos enteraremos algún día el profesorado que la tarea de vaciar contenidos la hace mucho mejor un CD-ROM o Internet que nosotros?
¿Tenemos que pasar necesariamente por los errores de otros sistemas educativos, o podríamos aprender de modelos de éxito, como el finlandés?



----> (Igualitos que nuestros alumnos y alumnas... ¿así queremos que sean?)

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